La idea de una institución para la formación laboral que le diera cabida a todas aquellas personas que el SENA no recibía, cuaja. Iniciándose ese abril de 1981 con cursos de ortografía, mecanografía, redacción y validación. El nombre y el logotipo aún no eran claros. ACADEMIA DE COMERCIO LOS ANDES, INSTITUTO FRANHORT, fueron algunas ideas. Al final, se decidió llamarlo INSTITUTO TRIÁNGULO. Su nombre se inspiró en la filosofía, ya que esta toma la figura del triángulo como símbolo de perfección, de inteligencia, de fuerza, de vida, de generación y de naturaleza; circunstancias que concurren en todo ser Una casa esquinera con dos pequeños salones, fue la concreción inicial de este sueño, meses después se tuvo que arrendar el 2º piso. El recién nacido INSTITUTO TRÍANGULO dedica sus primeros años a aumentar el número de estudiantes, que va creciendo en progresión geométrica. Arrancamos con cerca de 25 estudiantes y ya en el primer año, se estaba hablando de 120. Es preciso entonces arriesgarse, pensar en grande, hay que alquilar el 3º piso en un edificio ubicado en la carrera 29 Nº 13 -10 (sede paloquemao). Donde en un corto tiempo se tuvo que alquilar el 2º piso. Corría el año 1984.

El siguiente paso fue llevar nuestra propuesta educativa a otras zonas de Bogotá: Chapinero (1986), Centro y Kennedy (1989), Santa Lucía (1990), posteriormente Patiobonito, Santa Librada y Restrepo.

La década de los 90 que arranca el 9 de noviembre de 1989 con la caída del muro de Berlín y que termina el 11 de septiembre del 2001 con los atentados al World Trade Center y al Pentágono en los Estados Unidos, ve el nacimiento de varios países en la desmembrada URSS, el crecimiento extraordinario a nivel económico de los EEUU y su guerra de las galaxias en golfo Pérsico, el nacimiento de la Internet; el apagón de Gaviria, la constitución del 91, la guerra irracional de Pablo Escobar y su muerte, y el proceso 8000 entre otros hechos, noticias que acompañaron el esfuerzo del INSTITUTO TRIANGULO por consolidar su propuesta educativa. Programas creados a la medida de las necesidades para más de 1000 policías y 500 constructores, nos permitieron llegar a núcleos de población alejados de Bogotá y a experimentar el manejo de horarios, jornadas,metodologías, nunca antes trabajadas de manera masiva en Colombia: la Mesa, Anapoima, Une, Albán, Faca, Tabio, Tenjo, el Socorro, Cáqueza, conocieron de nuestra propuesta. Esta experiencia nos permitió arriesgarnos a crear las sedes de Soacha (1994), Chía (1995), Zipaquirá (1996) y Fusa (2001). La fundación de estos centros regionales, incluyendo las experiencias de Cali (1995) y Barranquilla (1996), fortalecieron nuestro carácter, experiencia y el propio proyecto educativo que para esa época ya tenía el reconocimiento de la oficina de innovaciones del MEN y había creado al interior de Bogotá un movimiento pedagógico de proporciones nunca conocidas en el ámbito educativo de adultos. Creamos y lideramos una asociación de instituciones oficiales y privadas de educación formal y no formal primera en su género en Bogotá. Impulso que obligó al MEN y a la SED a legislar sobre este sistema educativo con la inspiración de nuestro proyecto Junio del 95 es un mes agridulce, cerrábamos un sueño: el colegio Real del Canadá, colegio para niños que venía con el peso de más de 5 años de pequeñas alegrías y grandes dificultades; y la llegada a nuestra empresa educativa de una antigua, poco conocida y minúscula universidad con todo y sus 50 estudiantes:

LA FUNDACIÓN DE EDUCACIÓN SAN JOSÉ, que recibe el 18 de mayo de 1999 la energía y organización que necesitaba para despegar: llega el Ing. Guillermo Hoyos Gómez, que con su capacidad administrativa y actitud visionaria lleva de la mano de manera vertiginosa a la Fundación hasta el sitial que tiene hoy en el grupo de universidades de Bogotá y el país. No solo por sus 3345 estudiantes (abril 04 de 2008), sino por sus continuas certificaciones de calidad que viene alcanzando en los últimos años.